Conceptos como Experiencia de Usuario, fabricación cero defectos, o customización masiva están muy vinculados con las nuevas tecnologías
La transformación digital y el uso de nuevas tecnologías está impactando en el desarrollo y la venta de productos. Desde su diseño inicial, pasando por su fabricación, montaje y comercialización. Comenzando por el principio, el diseño industrial es el proceso por el cual se recrea la forma y apariencia de un objeto o sistema para hacerlo atractivo y funcional al usuario. Para este fin se suelen emplear programas de diseño asistido por computadora (CAD, por sus siglas en inglés) para que los diseñadores creen prototipos digitales, realicen simulaciones y pruebas de rendimiento, y adapten sus diseños de manera rápida y eficiente.
Por su parte, el diseño generativo permite crear múltiples opciones de diseño listas para la producción y, al mismo tiempo, tener en cuenta la capacidad de fabricación en las primeras etapas del proceso. Una herramienta fundamental en este caso es BIM (Building Information Modeling), una metodología que permite crear simulaciones digitales de diseño. Mientras CAD permite el diseño en 2D o 3D sin distinguir sus elementos, este sistema de datos incorpora el 4D (tiempo) y 5D (costos), permitiendo gestionar la información de manera inteligente durante todo el ciclo de vida de un proyecto.
A la hora de realizar el diseño de cualquier producto se tienen en cuenta cuestiones relacionadas con la cantidad de material que se necesita para su fabricación, el tiempo que conlleva su creación o montaje, etcétera, pero cada vez se presta más atención a todo lo que tienen que ver con la Usabilidad (UI) y la Experiencia de Usuario (UX). La Experiencia de Usuario es una disciplina cuyo objetivo es medir todo lo que una persona nota o percibe al interactuar con un objeto, un dispositivo electrónico, un bien manufacturado, una página web, un software o un servicio. Se trata de medir esa percepción, y no sólo en lo que se refiere al diseño, su usabilidad, accesibilidad, ergonomía, aspecto visual, utilidad, etcétera; sino también en lo que tiene que ver con otras valoraciones más subjetivas relativas a emociones, confianza en la marca o la fiabilidad. La Experiencia de Usuario está muy ligada al concepto de Design Thinking, un método para generar ideas innovadoras que centra su eficacia en entender y dar solución a las necesidades reales de los usuarios.
Una vez realizado el diseño del producto o bien que queremos comercializar, llega el momento de la fabricación. La transformación digital y las nuevas tecnologías nos aportan un nuevo concepto denominado Fabricación Cero Defectos (ZDM) que se define como una estrategia que engloba todas las fases de la producción de un producto, desde la fase de diseño, fundición, forja, fabricación y montaje. El objetivo es lograr que las piezas que se fabrican no tengan ningún fallo. Para ello se utilizan diferentes tecnologías, como la visión artificial y los algoritmos de inteligencia artificial, para supervisar que el producto se ha fabricado en base a las especificaciones o que el conjunto de productos se ha montado de manera correcta (como podría ser un motor). Gracias a esta estrategia de fabricación, es posible avalar la calidad y la durabilidad de los bienes producidos.
La transformación digital también ha propiciado la personalización masiva en el diseño y fabricación de productos. Gracias a la recopilación de datos y el análisis avanzado, las empresas pueden comprender mejor las preferencias individuales de los consumidores y adaptar sus productos según sus necesidades. En este concepto, que se denomina customización masiva, intervienen tecnologías como la fabricación aditiva o impresión 3D para personalizar los bienes o la fabricación flexible que, gracias al análisis de los datos, la automatización y el uso de herramientas de inteligencia artificial; es capaz de adaptar procesos complejos de fabricación en los que intervienen máquinas y robots a las necesidades específicas de cada cliente.
Además, en el caso de la fabricación aditiva, sus diferentes tecnologías permiten crear objetos en distintos tipos de materiales, de una forma rápida y eficiente, y fabricar diseños complejos que sería imposible generar mediante técnicas de fabricación extractivas tradicionales.
Las nuevas tecnologías están propiciando otro tipo de fabricación en la que es necesario adaptar ya no un bien físico, sino un software o hardware. Cada vez es más habitual que las empresas proveedoras de soluciones tecnológicas ofrezcan productos adaptables y escalables. Se trata de soluciones que puedan aumentar en sus prestaciones sin complicaciones y que puedan aprovechar la información y capacidades de componentes y hardware ya existente. En este caso, la labor de empresas de consultoría para reconocer qué necesidades puede tener una empresa y detectar qué proveedor le puede ofrecer la solución más adecuada es fundamental.
La transformación digital también ha impactado profundamente en la manera de comercializar los productos. Más allá del desarrollo de plataformas para la venta online y marketplaces, se están generando nuevos modelos de venta basados en ofrecer servicios añadidos a cualquier bien cuyo funcionamiento se pueda medir con datos, preferiblemente en tiempo real, y que tenga conectividad a una red en la que almacenar y analizar dicha información de funcionamiento (servitización). También existen otros modelos de comercialización basados en suscripción, SaaS, entreprise, freemium o premium explicados en un artículo anterior.
La digitalización y las nuevas tecnologías están impactando en todos los ciclos de fabricación y comercialización de bienes, si bien es cierto que uno de los principales desafíos de esta revolución se centra en preservar los datos personales de los clientes, proteger la propiedad intelectual de los productos y afianzar las herramientas de ciberseguridad para evitar que esos datos queden expuestos o secuestrados por ciberdelincuentes.